Aquí, en la Comuna de Pumanque, en el Secano Costero, la gente puede conocer la cultura de la cultura ovina en su máxima expresión, donde los hombres pastorean y crían ovejas, esquilan, arreglan y venden la lana; mientras las mujeres lavan, limpian, hilan y tiñen, con quillay, boldo, peumo, eucalipto, romerillo, espino, aromo y otros productos, para después sentarse frente al telar a tejer una manta, un poncho, un chal o una frazada.
Mi libro habla de la tradición textil de Pumanque, zona que posee las condiciones geográficas óptimas para el desarrollo del ganado ovino. Cuenta el proceso productivo de un tejido, desde la esquila hasta el telar. Aunque principalmente trata del teñido, de allí su nombre, Los colores de mi tierra. El texto expone el conocimiento mancomunado de las artesanas de mi pueblo, su saber hacer, su herencia cultural.
El vínculo que, durante siglos, fueron forjando con su entorno natural, para proveerse las materias vegetales necesarias para teñir sus lanas, como frutos (cáscara de granada, mora, maqui, cáscara de nuez), flores (aromo, quintral, hojas, boldo, eucalipto, malva, palto, peumo, quillay, quintral, romerillo, ruda), ramas (aromo, boldo, eucalipto, palto, peumo, quillay, quintral, romerillo, ruda), raíces (quilo), cortezas (boldo) y líquenes (hila o barba).
En el libro explico cómo teñir con cada materia natural. Revelo los colores y las tonalidades que dará cada producto, dependiendo de la técnica empleada durante el proceso. Doy a conocer la paleta de colores que logran las artesanas de la lana de Pumanque, identificando, de esta manera, Los colores de mi tierra. Solo quienes visiten este lugar tendrán el honor de conocerlos, siempre de la mano de sus protagonistas.
Aquí, en la Comuna de Pumanque, en el Secano Costero, la gente puede conocer la cultura de la cultura ovina en su máxima expresión, donde los hombres pastorean y crían ovejas, esquilan, arreglan y venden la lana; mientras las mujeres lavan, limpian, hilan y tiñen, con quillay, boldo, peumo, eucalipto, romerillo, espino, aromo y otros productos, para después sentarse frente al telar a tejer una manta, un poncho, un chal o una frazada.
Mi libro habla de la tradición textil de Pumanque, zona que posee las condiciones geográficas óptimas para el desarrollo del ganado ovino. Cuenta el proceso productivo de un tejido, desde la esquila hasta el telar. Aunque principalmente trata del teñido, de allí su nombre, Los colores de mi tierra. El texto expone el conocimiento mancomunado de las artesanas de mi pueblo, su saber hacer, su herencia cultural.
El vínculo que, durante siglos, fueron forjando con su entorno natural, para proveerse las materias vegetales necesarias para teñir sus lanas, como frutos (cáscara de granada, mora, maqui, cáscara de nuez), flores (aromo, quintral, hojas, boldo, eucalipto, malva, palto, peumo, quillay, quintral, romerillo, ruda), ramas (aromo, boldo, eucalipto, palto, peumo, quillay, quintral, romerillo, ruda), raíces (quilo), cortezas (boldo) y líquenes (hila o barba).
En el libro explico cómo teñir con cada materia natural. Revelo los colores y las tonalidades que dará cada producto, dependiendo de la técnica empleada durante el proceso. Doy a conocer la paleta de colores que logran las artesanas de la lana de Pumanque, identificando, de esta manera, Los colores de mi tierra. Solo quienes visiten este lugar tendrán el honor de conocerlos, siempre de la mano de sus protagonistas.
Aquí, en la Comuna de Pumanque, en el Secano Costero, la gente puede conocer la cultura de la cultura ovina en su máxima expresión, donde los hombres pastorean y crían ovejas, esquilan, arreglan y venden la lana; mientras las mujeres lavan, limpian, hilan y tiñen, con quillay, boldo, peumo, eucalipto, romerillo, espino, aromo y otros productos, para después sentarse frente al telar a tejer una manta, un poncho, un chal o una frazada.
Mi libro habla de la tradición textil de Pumanque, zona que posee las condiciones geográficas óptimas para el desarrollo del ganado ovino. Cuenta el proceso productivo de un tejido, desde la esquila hasta el telar. Aunque principalmente trata del teñido, de allí su nombre, Los colores de mi tierra. El texto expone el conocimiento mancomunado de las artesanas de mi pueblo, su saber hacer, su herencia cultural.
El vínculo que, durante siglos, fueron forjando con su entorno natural, para proveerse las materias vegetales necesarias para teñir sus lanas, como frutos (cáscara de granada, mora, maqui, cáscara de nuez), flores (aromo, quintral, hojas, boldo, eucalipto, malva, palto, peumo, quillay, quintral, romerillo, ruda), ramas (aromo, boldo, eucalipto, palto, peumo, quillay, quintral, romerillo, ruda), raíces (quilo), cortezas (boldo) y líquenes (hila o barba).
En el libro explico cómo teñir con cada materia natural. Revelo los colores y las tonalidades que dará cada producto, dependiendo de la técnica empleada durante el proceso. Doy a conocer la paleta de colores que logran las artesanas de la lana de Pumanque, identificando, de esta manera, Los colores de mi tierra. Solo quienes visiten este lugar tendrán el honor de conocerlos, siempre de la mano de sus protagonistas.