La flor de la sal de mar es una espumilla que se obtiene en el cuartel solo cuando hay bastante sol y viento. Cuando se deja entrar el agua al cuartel en un día soleado, el viento sopla la sal depositándola en la orilla en forma de espuma. Esa es la flor de la sal, apenas se logran cosechar 5 kilos de este producto por cuartel, siempre que las condiciones climáticas sean favorables. Es una sal súper fina, las más fina de todas.
La labor salinera comienza en octubre, con la limpieza de los cuarteles, y en diciembre se deja entrar el agua para empezar a producir sal. Así lo hacemos nosotros. Antes sacábamos el barro con una angarilla, ahora ocupamos una carretilla. Para nuestra labor, además de la mencionada carretilla, utilizamos varias herramientas, como palas, rastrillos de madera, pisones, para pisar el barro en los cuarteles, y tarreadores, para pasar el agua entre cuadros.
Acá a los cuadros les ponemos nombres. Está el recocedor, el cocedor y el sancochador, todos sirven para mantener el agua que llega hasta los cuarteles, que es el lugar donde se produce la sal. El agua se va pasando por cada uno de los cuadros hasta que alcanzar su destino final, donde cosechamos este hermoso regalo de la naturaleza. En cada cajón, por efecto del sol, se evapora un poco de agua.
La sal la vamos poniendo en sacos de 25 kilos, así se guarda en las bodegas, para que no se ensucie ni humedezca. De esos sacos extraemos lo que envasamos en pequeñas porciones, ya sea como sal molida, o ya sea como sal con hierbas y especias. La venta la hacemos acá, en nuestros cuarteles, a orilla de carretera, en medio del hermoso paisaje salinero, entre salicornias, humedales, y con la laguna y los cerros de fondo.
La flor de la sal de mar es una espumilla que se obtiene en el cuartel solo cuando hay bastante sol y viento. Cuando se deja entrar el agua al cuartel en un día soleado, el viento sopla la sal depositándola en la orilla en forma de espuma. Esa es la flor de la sal, apenas se logran cosechar 5 kilos de este producto por cuartel, siempre que las condiciones climáticas sean favorables. Es una sal súper fina, las más fina de todas.
La labor salinera comienza en octubre, con la limpieza de los cuarteles, y en diciembre se deja entrar el agua para empezar a producir sal. Así lo hacemos nosotros. Antes sacábamos el barro con una angarilla, ahora ocupamos una carretilla. Para nuestra labor, además de la mencionada carretilla, utilizamos varias herramientas, como palas, rastrillos de madera, pisones, para pisar el barro en los cuarteles, y tarreadores, para pasar el agua entre cuadros.
Acá a los cuadros les ponemos nombres. Está el recocedor, el cocedor y el sancochador, todos sirven para mantener el agua que llega hasta los cuarteles, que es el lugar donde se produce la sal. El agua se va pasando por cada uno de los cuadros hasta que alcanzar su destino final, donde cosechamos este hermoso regalo de la naturaleza. En cada cajón, por efecto del sol, se evapora un poco de agua.
La sal la vamos poniendo en sacos de 25 kilos, así se guarda en las bodegas, para que no se ensucie ni humedezca. De esos sacos extraemos lo que envasamos en pequeñas porciones, ya sea como sal molida, o ya sea como sal con hierbas y especias. La venta la hacemos acá, en nuestros cuarteles, a orilla de carretera, en medio del hermoso paisaje salinero, entre salicornias, humedales, y con la laguna y los cerros de fondo.
La flor de la sal de mar es una espumilla que se obtiene en el cuartel solo cuando hay bastante sol y viento. Cuando se deja entrar el agua al cuartel en un día soleado, el viento sopla la sal depositándola en la orilla en forma de espuma. Esa es la flor de la sal, apenas se logran cosechar 5 kilos de este producto por cuartel, siempre que las condiciones climáticas sean favorables. Es una sal súper fina, las más fina de todas.
La labor salinera comienza en octubre, con la limpieza de los cuarteles, y en diciembre se deja entrar el agua para empezar a producir sal. Así lo hacemos nosotros. Antes sacábamos el barro con una angarilla, ahora ocupamos una carretilla. Para nuestra labor, además de la mencionada carretilla, utilizamos varias herramientas, como palas, rastrillos de madera, pisones, para pisar el barro en los cuarteles, y tarreadores, para pasar el agua entre cuadros.
Acá a los cuadros les ponemos nombres. Está el recocedor, el cocedor y el sancochador, todos sirven para mantener el agua que llega hasta los cuarteles, que es el lugar donde se produce la sal. El agua se va pasando por cada uno de los cuadros hasta que alcanzar su destino final, donde cosechamos este hermoso regalo de la naturaleza. En cada cajón, por efecto del sol, se evapora un poco de agua.
La sal la vamos poniendo en sacos de 25 kilos, así se guarda en las bodegas, para que no se ensucie ni humedezca. De esos sacos extraemos lo que envasamos en pequeñas porciones, ya sea como sal molida, o ya sea como sal con hierbas y especias. La venta la hacemos acá, en nuestros cuarteles, a orilla de carretera, en medio del hermoso paisaje salinero, entre salicornias, humedales, y con la laguna y los cerros de fondo.