Para hacer un buen cuchillo comienzo seleccionando el acero, el que luego caliento en la fragua para modelar. Esta etapa la realizo con carbón de espino, el que mantengo vivo con un soplador eléctrico. Una vez que el metal se calienta queda completamente maleable, entonces tomo un combo chico y golpeo el acero sobre un yunque hasta enderezarlo. Realizo este proceso hasta que el metal quede listo para trabajar y cortar.
Una vez que el metal está derecho, se dibuja el cuchillo y se corta con un galletero. Luego se desbasta hasta sacarle filo, labor que llevo a cabo con disco de desbaste y pulidores de lijas. Después, el acero se debe templar. Caliento el cuchillo al rojo vivo y lo meto en un estanque con aceite. Luego viene el revenido, donde vuelvo a calentar, pero ahora enfrío el acero bajo el agua. Allí recién comienzo con la empuñadura, hasta finalizar el proceso.
Una vez que consigo un cacho de vacuno con mis vecinos y amigos, lo primero que debo hacer es cortarlo por la mitad, calentarlo sobre un brasero y aplanarlo con una prensa hasta formar una lámina. En eso, el proceso se asemeja al de los cuchillos. Luego se corta según el diseño y se gasta con pulidores de lija para obtener la forma perfecta. El brillo se lo doy con pulidores de paño. Para el final dejo las bases, los adornos y los ganchos.
Cada cierto tiempo salgo a recolectar madera a los cerros y esteros de mi amado Marchigüe. Una vez encontrada la pieza, trabajo manualmente la materia con cuchillos, formones y pequeñas gubias hechas por mí. Las hago de limas viejas, y después las lijo a mano. Algunos objetos los barnizo, otros los paso por pulidores de paño, con pasta de pulir, para darle un brillo natural a la madera, resaltando la veta original del árbol.
Para hacer un buen cuchillo comienzo seleccionando el acero, el que luego caliento en la fragua para modelar. Esta etapa la realizo con carbón de espino, el que mantengo vivo con un soplador eléctrico. Una vez que el metal se calienta queda completamente maleable, entonces tomo un combo chico y golpeo el acero sobre un yunque hasta enderezarlo. Realizo este proceso hasta que el metal quede listo para trabajar y cortar.
Una vez que el metal está derecho, se dibuja el cuchillo y se corta con un galletero. Luego se desbasta hasta sacarle filo, labor que llevo a cabo con disco de desbaste y pulidores de lijas. Después, el acero se debe templar. Caliento el cuchillo al rojo vivo y lo meto en un estanque con aceite. Luego viene el revenido, donde vuelvo a calentar, pero ahora enfrío el acero bajo el agua. Allí recién comienzo con la empuñadura, hasta finalizar el proceso.
Una vez que consigo un cacho de vacuno con mis vecinos y amigos, lo primero que debo hacer es cortarlo por la mitad, calentarlo sobre un brasero y aplanarlo con una prensa hasta formar una lámina. En eso, el proceso se asemeja al de los cuchillos. Luego se corta según el diseño y se gasta con pulidores de lija para obtener la forma perfecta. El brillo se lo doy con pulidores de paño. Para el final dejo las bases, los adornos y los ganchos.
Cada cierto tiempo salgo a recolectar madera a los cerros y esteros de mi amado Marchigüe. Una vez encontrada la pieza, trabajo manualmente la materia con cuchillos, formones y pequeñas gubias hechas por mí. Las hago de limas viejas, y después las lijo a mano. Algunos objetos los barnizo, otros los paso por pulidores de paño, con pasta de pulir, para darle un brillo natural a la madera, resaltando la veta original del árbol.
Para hacer un buen cuchillo comienzo seleccionando el acero, el que luego caliento en la fragua para modelar. Esta etapa la realizo con carbón de espino, el que mantengo vivo con un soplador eléctrico. Una vez que el metal se calienta queda completamente maleable, entonces tomo un combo chico y golpeo el acero sobre un yunque hasta enderezarlo. Realizo este proceso hasta que el metal quede listo para trabajar y cortar.
Una vez que el metal está derecho, se dibuja el cuchillo y se corta con un galletero. Luego se desbasta hasta sacarle filo, labor que llevo a cabo con disco de desbaste y pulidores de lijas. Después, el acero se debe templar. Caliento el cuchillo al rojo vivo y lo meto en un estanque con aceite. Luego viene el revenido, donde vuelvo a calentar, pero ahora enfrío el acero bajo el agua. Allí recién comienzo con la empuñadura, hasta finalizar el proceso.
Una vez que consigo un cacho de vacuno con mis vecinos y amigos, lo primero que debo hacer es cortarlo por la mitad, calentarlo sobre un brasero y aplanarlo con una prensa hasta formar una lámina. En eso, el proceso se asemeja al de los cuchillos. Luego se corta según el diseño y se gasta con pulidores de lija para obtener la forma perfecta. El brillo se lo doy con pulidores de paño. Para el final dejo las bases, los adornos y los ganchos.
Cada cierto tiempo salgo a recolectar madera a los cerros y esteros de mi amado Marchigüe. Una vez encontrada la pieza, trabajo manualmente la materia con cuchillos, formones y pequeñas gubias hechas por mí. Las hago de limas viejas, y después las lijo a mano. Algunos objetos los barnizo, otros los paso por pulidores de paño, con pasta de pulir, para darle un brillo natural a la madera, resaltando la veta original del árbol.